Cuidados básicos para ayudar a la salud del corazón

Autor: Doctor José Reinhart
Banner para artículo web

El corazón es un músculo cuya función es asegurar la circulación de la sangre a través del sistema circulatorio, con el fin de garantizar la llegada de oxígeno y nutrientes a todas y cada una de las células del organismo. De esta forma, las células pueden producir energía, lo que les permite cumplir con cada una de sus funciones y así, finalmente, nuestro organismo puede llevar a cabo distintas actividades: pensar, caminar, correr, ciclear, hablar, digerir alimentos, etc.

El transporte de oxígeno se realiza por las arterias, gracias a una proteína presente en la sangre llamada hemoglobina. Por las venas, en cambio, se transporta el residuo de la producción de energía, un compuesto llamado dióxido de carbono o anhídrido carbónico. Este compuesto es el resultado de la combustión, en presencia de oxígeno, de los nutrientes que provienen de los alimentos, principalmente grasas y carbohidratos. En este proceso se libera energía que es utilizada para mantener la función de las células y en definitiva la función de los órganos y la vida misma.

Como podemos ver, la importancia del corazón es fundamental para que cada una de las células puedan recibir el oxígeno y los nutrientes necesarios para cumplir con sus funciones (nutrición celular). Por ende, es fundamental que cada uno de nosotros se preocupe de cuidar el corazón, para mantenerlo en adecuado funcionamiento y que pueda cumplir con su objetivo por muchos años.

Como sabemos, su mal funcionamiento puede disminuir nuestra calidad de vida y puede traer escenarios más complejos como lo son enfermedades.

 

¿Cómo podemos cuidarlo?

Siendo un órgano tan importante para nuestra vida diaria es indispensable aprender cómo cuidarlo. Una forma de contribuir a la salud del corazón es hacer actividad física de forma regular. Esto entrena no solo los músculos de nuestros brazos, piernas o abdominales, si no también nuestro corazón, que también es un músculo.

Un corazón desentrenado en general tiene un tamaño más pequeño, por lo que cada vez que se contrae expulsa menor cantidad de sangre, lo que determina que la frecuencia cardiaca sea más alta que la de una persona entrenada, tanto durante el reposo como durante la actividad física. Para la mayoría de los adultos, una frecuencia cardíaca normal se encuentra entre 60 a 100 latidos por minuto. En individuos sedentarios, las frecuencias cardiacas de reposo se encuentran sobre los 70 latidos. En cambio, las personas entrenadas tienden a tener frecuencias cardiacas más bajas.

Sin embargo, no solo la inactividad física puede afectar nuestra salud cardiovascular. El sobrepeso, la obesidad, niveles altos de colesterol, triglicéridos y glucosa en la sangre, entre otros, son factores que debemos controlar. Es aconsejable realizar controles médicos y revisar periódicamente estos valores. Una dieta balanceada en cantidad y calidad sumada al entrenamiento físico constituyen las bases para apoyar la salud cardiovascular.

 

________________________________________________________________

Conoce Niteworks, nuestro suplemento para apoyar tu salud cardiovascular que está diseñado para ayudar a  promover la producción de óxido nítrico por su contenido de L-Arginina y L-Citrulina y así apoyar en  preservar la elasticidad de los vasos y a mantener la presión sanguínea cuando la misma está dentro del rango normal.

_________________________________________________________________

 

Entrenamiento

Una de las mejores maneras de entrenar el corazón es mediante ejercicios que se los conoce como aeróbicos. Este tipo de entrenamiento tiene ciertas características propias, como por ejemplo:

  1. Incluye por lo menos las dos terceras partes de la masa muscular, ej: caminar, trotar, correr, nadar, ciclear.
  2. Tiene una duración de por lo menos 12 minutos continuos. Siendo lo ideal que esta sea de por lo menos 30 minutos continuos.
  3. Tiene una intensidad de por lo menos el 60 al 70 % de la intensidad de resistencia máxima, es decir una intensidad a la cual se pueda ir conversando o cantando sin dificultad. Cuando superamos ese límite ya no estamos realizando un entrenamiento aeróbico.

Es recomendable realizar 1 hora de esta actividad por día al menos tres veces a la semana o bien un mínimo de 40 minutos cinco días por semana.

Las necesidades de entrenamiento aeróbico para niveles competitivos se incrementan notablemente dependiendo del tipo de deporte y las distancias en las que deseemos competir. El corazón es nuestra bomba encargada de que todas nuestras células reciban los nutrientes y el oxígeno que necesitan para que éstas produzcan energía. Mi mejor recomendación: controla permanentemente tu corazón.